Protegerse de un mal contrato de arrendamiento
En medio del ajetreo de matricularse en las clases y pedir los libros de texto, muchos estudiantes universitarios pueden haberse precipitado en una transacción importante: alquilar un piso.
Después de pasar días buscando en páginas web de alquileres y recorriendo pisos, los estudiantes y otros inquilinos sienten la tentación de arrebatar las llaves al propietario y firmar cualquier contrato que se les ponga delante. Pero un contrato de alquiler no debe tomarse a la ligera; es un documento legal que describe tanto sus derechos como sus responsabilidades, y todos los inquilinos deben entender perfectamente las condiciones del contrato antes de aceptarlas. Los estudiantes también deben saber que los contratos pueden negociarse, sobre todo si alquilan apartamentos privados en lugar de residencias universitarias, una tendencia que va en aumento según Los Angeles Times.
Los fundamentos de un contrato de arrendamiento
El contrato de arrendamiento de vivienda se celebra entre el propietario o gestor de un inmueble (conocido jurídicamente como “arrendador”) y el inquilino (el “arrendatario”) para establecer las condiciones del arrendamiento. He aquí algunos de los elementos típicos de un contrato de arrendamiento de vivienda y algunas de las disposiciones más matizadas que hay que tener en cuenta en el papeleo.
Un contrato de arrendamiento siempre debe definir estos elementos básicos:
- Nombres e información de contacto tanto del arrendador como del arrendatario o arrendatarios; cualquier compañero de piso debe incluirse en el contrato de arrendamiento para que cumpla los mismos requisitos;
- Dirección del inmueble (incluido el número de unidad) y una descripción básica del inmueble que se va a alquilar;
- Duración del arrendamiento (con fechas concretas, que suelen ser de un año);
- El importe y las fechas de vencimiento del alquiler mensual, así como los plazos y las sanciones por demora en el pago;
- Si el propietario es responsable del pago de los servicios públicos (y, en caso afirmativo, si establecerá límites a su consumo);
- El importe, la fecha de vencimiento y las condiciones de devolución de la fianza;
- Normas y posibles tasas asociadas/depósitos de seguridad para animales de compañía, fumadores, etc;
- Responsabilidad de las reparaciones y el mantenimiento general de la propiedad.
Estos son los requisitos básicos de un contrato de alquiler de vivienda. Si descubre que falta alguno de estos términos en el contrato, considérelo una señal de alarma y coménteselo al propietario o al gestor inmediatamente.
Cuidado con los matices del contrato de arrendamiento
Es posible que usted o su casero deseen incluir en el contrato de alquiler algo más que las disposiciones mínimas. Si ves alguna de las cláusulas siguientes en tu contrato de alquiler, asegúrate de que la entiendes perfectamente antes de firmar. Si no aparece en el contrato y quieres que se incluya, negocia su inclusión antes de firmar.
Procedimiento y tasas de rescisión del contrato: Los arrendadores y las empresas de gestión suelen cobrar una comisión por la rescisión anticipada del contrato (desde un par de meses de alquiler hasta el resto de la renta adeudada por el plazo de arrendamiento). Sin embargo, muchos estados exigen un “deber de mitigación”, lo que significa que los propietarios deben hacer un esfuerzo razonable para volver a alquilar la propiedad y, finalmente, liberarte de tus obligaciones financieras.
Cláusula de renovación automática: Algunos contratos estipulan que debes abandonar la vivienda en la fecha de finalización del contrato, mientras que otros estipulan que el contrato se renueva automáticamente (a menudo mes a mes). Presta atención a cuáles (si las hay) están incluidas en tu contrato de alquiler, así como a si debes notificar por escrito tu intención de mudarte (y cuánto tiempo debe durar esa notificación, por ejemplo 30 o 60 días).
Modificaciones: Si quieres que las paredes del comedor sean rojas, deberás comprobar si el contrato de arrendamiento incluye alguna cláusula sobre modificaciones importantes de la vivienda. A veces se pueden hacer excepciones con antelación, pero asegúrate de que, antes de empezar a pintar o derribar paredes, lo tienes por escrito en el contrato de alquiler.
Disposiciones para subarrendar: Prácticas de verano, un cambio repentino de carrera, un compañero de piso loco: hay docenas de razones por las que puedes acabar queriendo subarrendar tu casa durante unos meses. Muchos contratos de alquiler de viviendas contienen cláusulas -evitables por ley estatal en algunos casos- que permiten el subarriendo y describen cualquier protocolo relacionado. Pueden responder a preguntas como ¿Tiene que estar de acuerdo su compañero de piso para tener un subarrendador? ¿Tienen algún poder discrecional sobre a quién subarriendas? ¿A quién paga el subarrendatario el alquiler mensual? Léalos atentamente, porque puede significar la diferencia entre recuperar su alquiler o perderlo por completo.
Cláusula de daños y destrucción: Las cláusulas de daños y destrucción (D&D) especifican si el arrendador será responsable en caso de catástrofe natural y de qué manera. Si no estás seguro de si contratar un seguro de alquiler, las condiciones asociadas a esta cláusula pueden ayudarte a decantarte por una u otra opción.
Fírmelo y séllelo
Una vez que hayas leído detenidamente el contrato de arrendamiento y hayas hecho los cambios necesarios, asegúrate de que tú, el casero y los compañeros de piso que tengáis añaden su firma al contrato (si el nombre de un compañero de piso no figura en el documento, no es legalmente responsable del alquiler). Si no estás seguro de algo de lo que se incluye en el contrato de alquiler, habla con un abogado para obtener asesoramiento profesional antes de tomar cualquier decisión. Y, por último, guarda una copia del contrato para futuras consultas y descansa tranquilo en tu nueva vivienda sabiendo que entiendes perfectamente cada una de sus palabras.
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